2008-03-31

Más demonios







DEMONIOS Y MÁS DEMONIOS

Por todas partes se encuentran. De mil modos y formas, allá permanecen al acecho agazapados, esperando para alegrarnos la vida.

Hoy se los traigo con diferentes ropajes:

Está el Diablo dictando de noche su Diccionario Infernal al erudito Jacques Collin de Plancy, hacia 1840, mientras su señora duerme plácidamente a su lado;

Satanás en forma de macho cabrío conduciendo a las comadres al aquelarre, según grabado extractado del susodicho Diccionario;

Don Rosendo Cebolleta trasmutado en demonio por obra y gracia de Vázquez;

la carta de tarot que Lady Frieda Harris ilustrase a mediados de los cuarenta siguiendo las indicaciones de San Aleister Crowley;

la aparición del malo en un dormitorio conyugal, según pudo verse en la película mejicana Santa Claus, de 1959;

el grabado de Tony Johannot en que los espíritus contrarios ayudan a componerse a un pobre desdichado, en la obra de 1843 Viaje donde se os antoje;

El jubón del Diablo, portada de Ayné, de un tebeo de la colección de 1948 Cuentos de la Abuelita;

y hasta la noticia de actividades infernales en un lugar de Inglaterra, ilustrada por Eugenio Giner y sacada de un Pulgarcito de 1956. A ver si caen en alguna tentación.

2008-03-28

The Leech Woman

LA MUJER SANGUIJUELA
Director: Edward Dein. Con Coleen Gray, Grant Williams, Gloria Talbot. USA, 1959

Otra de la Universal de los cincuenta, una época nada desdeñable de la productora predilecta, mal que algunos ortodoxos se empeñen en decir lo contrario. Siempre la mar de bien en los aspectos técnicos, asoman gramos o toneladas de locura tras sus fotogramas aparentemente seriotes.
Esta señora sanguijuela, la verdad, más se parece a las producciones mexicanas que a otra cosa, con su guión demente, su escenografía de jungla de juguete y jardín, sus fieras congeladas y sus negros pintarrajeados. Lo cual, claro está, siempre es mayor virtud que defecto.

Hay que ver lo que hace la manía esta de querer aparentar estar siempre joven, demonios!! No sé para qué, con lo hermosas que son barbas canosas y dedos huesudos, y largos pelos en las cejas.
Tonto y antinatural, ya digo, y si no que se lo pregunten a esta pobre mujer, que para recuperar la lozanía se ve obligada a beber pócimas africanas mezcladas con su pizca de médula espinal humana bien fresquita. La de su marido es la primera que prueba, encaramada en un trono de calaveras y colmillos que los salvajes le han proporcionado.
Y le toma vicio, y se convierte en una lagartona robanovias, y se vuelve a su casa... y el resto ya lo verán ustedes, gandulazos, que
quieren siempre que se lo den todo hecho, carajo!!

Sax Rohmer ya lo avisó













PELIGRO AMARILLO

... Que ese Fu Manchú es un peligro. Que se hartó Don Arturo Saxfield de avisarnos en sus escritos y nosotros, ni caso, y venga a tomarlo a chufla creyéndonos que era cosa suya nada más.
Pues no, véanlo ustedes mismos. ¿Cómo ha de ser inofensivo ese ser cetrino de ojos rasgados, tan aficionado como se le ve a los cuchillos, las torturas y las bellas odaliscas? ¿Pues no ven que es capaz de mandar sueños a distancia, con chinos gigantes y monos aulladores?

Y hasta de crear un ejército de zombies, que así lo hizo en su isla, o de acabar mediante criminal artimaña con dirigentes blancos como Hitler y Mussolini, cuando se reunieron en Venecia, como nos explicó Don Sax en el escrito Los tambores de Fu Manchú.

Y si él no es de fiar ni para ir juntos a la esquina, no se dejen engañar por la belleza de su hijita, que viniendo de dónde viene y llamándose Fa-Lo Sueh, pues ya pueden imaginar el jaez de la niña.
Hala, vean las pruebas, algo deterioradas algunas, que llegan de la mano de Longoria, Bocquet y E. Vicente y el gran Víctor Aguado en sus trabajos para la editorial Molino de los treinta. Y para Maucci, y hasta para esa modernez de ediciones Forum que no sé ni cómo lo ha hecho para colarse en este desván.

Aprendan a temblar, nietos despreocupados. ¡¡Prevénganse contra el peligro amarillo, que se lo tengo dicho un millón de veces, so ceporros!!

2008-03-16

Fantasmas de verdad












THOMAS HUDSON Y EL MÁS ALLÁ

Casi a punto de tomar la aeronave intercontinental que ha de desplazarme temporalmente con nuestros hermanos de Iberoamérica, abro una caja polvorienta y encuentro las fotografías de seres ectoplásmicos que Thomas Hudson, investigador psíquico británico, me remitió para su análisis en la primera década de este siglo XX.
Con ellas les dejo estos días. Asombra la carnalidad de sus fantasmas, casi tanto como la impasibilidad de los caballeros que se retratan junto a ellos. Aparecen, en sucesión maravillosa, la cara de un señor con bigotes, una mujer con burka, una novia vestida de blanco y lo que es más asombroso, un espíritu en paños menores.

Ooooh.

2008-03-15

Las Glorias del Folletín



NIEL, EL MUNDO EN UN TRAZO

Hace algún tiempo, si queda alguien que se acuerde, que prometí enseñarles muestras del arte del gran Niel. Es más, voy a educarlos al completo, demonios, así que este reportaje gráfico no será sino el primero de una serie dedicada a glosar a los mayores dibujantes del folletín.



Melchor Niubó, Niel, es ilustrador sincero y preciso, capaz de comunicar mundos enteros de emoción a través de un trazo grueso y decidido que se delata valedor de una visión moral. Esos colores, esos temas... caigan ustedes! Todo lo que aquí se muestra es de antes de 1936; trabajos para Gato Negro, la editorial del señor Bruguera. Verán hasta una cubierta del Pulgarcito de los veinte que me he encontrado por el desván.



Vean ese gorila vestido y zurrante, ese infeliz al que le tuestan los pies, niños apuntando con pistolas, trampas, razas exóticas y galanes haciendo la corte mientras les acechan cuchillos malvados. Ecos de ficción añeja, viva y pop gracias a los dibujos inmortales del maestro de la expresividad, inventor de la línea clara española.



Y disfrútenlos, que hasta dentro de unos días no voy a poder darles más la charla, mal que me pese. ¡Les dejo bien nutridos!

2008-03-13

Instantes publicitarios - 2



Vean, vean qué maravilosas portadas de bolsilibro. ¿A que les gustan? Pues pásense sin más dilación por Pulpnivoria -miradlo en los links de este desván, ceporros-, la mejor página dedicada al bolsilibro español que pueda uno catar. Portadas de ahorcados, de chicas y moros, de marcianos y hasta infectadas y mordidas de rata.



¡¡Glorias astrosas y pretéritas acompañadas de acertados analises!! ¡¡Sabiduría a raudales, y además gratis!! ¡¡Corran ya para allá, demonios!!

Vaqueros Viciosos


...¡Pero muchacho contrólate...! ¡Hay que ver qué mal les sienta el vicio a estos hombretones del Oeste...!

(Novelas del Oeste. Ediciones Clíper, 1948. Ilustraciones de Francisco Batet)

2008-03-11

The man without a body

THE MAN WITHOUT A BODY
Director: Charles Saunders. Con George Coulouris, Robert Hutton, Julia Arnold. Gran Bretaña, 1957.

Hala, ya les puedo hablar, como les prometí hace unos días cuando pasaron por Canal Desván Womaneater, de la otra película del mismo genio loco que facturaba esas cosas tan raras, Charles Saunders, director de nudies y series B a Z, entre ellas la ya referida y esta tan notable que acabo de ver, The man without a body.

Es la primera de las dos, y se ve que el resultado dejó tan satisfecho a equipo y productores que decidieron repetir con la posterior y más comedida Comemujeres, un dechado de clasicismo, coherencia y buenas maneras si la comparamos con El Hombre sin Cuerpo este, verdadera lección de psicotronía fílmica por mucho que mi edad me haga aborrecer esta palabreja nueva.

Ea, ya que las características técnicas son las mismas que en la otra comentada -buena fotografía, puesta en escena correcta y austera, intérpretes que hacen lo que pueden para no reírse, abundancia de tiempos muertos- voy a ver si me aclaro contádoles el argumento, obra del mismo Saunders junto a ¡atención! el hermano pequeño de Billy Wilder, W. Lee Wilder, de carrera cinematográfica harto más heterodoxa que la del dios del señorito Trueba.
Un millonario malas pulgas (George Coulouris, que debía recordar nostálgico sus días en Ciudadano Kane), a quien su joven y fogosa mujer pone los cuernos con el chófer, es diagnosticado de un tumor cerebral mortal. Vaya, qué mala suerte, se dice, y marcha acto seguido a ver a unos doctores amigos suyos que se ve saben mucho de estas cosas, y que viven, vaya a saber porqué, en una vieja cabaña.
En su parco pero hermoso laboratorio hay entre otras lindezas un ojo humano que se mueve sólo y una cabeza de mono decapitada vivita y coleando encima de la mesa. Animado por tan alentadoras perspectivas, Coulouris da de inmediato con el arreglo a su problema: que le corten la cabeza y le transplanten a su cuerpo la de otro señor con la vida por delante.

Eso no es solución, pensarán ustedes, porque entonces Coulouris moriría con su cabeza, y el que viviese en su cuerpo sería otro. Menos mal que ni los doctores ni el millonario caen en la cuenta , sino que se ponen enseguida a la búsqueda de una cabeza nueva, que si no, no habría película.

No ha de ser la de un cualquiera, así que para inspirarse el bueno de Coulouris se va... ¡a la cámara de los horrores del Museo de cera de Madame Tussaud! Brava ocurrencia que le lleva a desear para sí la cabeza de Nostradamus, cuya recuperación encarga a un par de desalmados que la hurtan de su tumba.
Tampoco parece importar que Nostradamus lleve más de trescientos años muerto; su cabeza está de lo mejorcito, entera y con sus barbas y todo, y hacerla revivir no es mayor obstáculo para el equipo científico casero. A partir de aquí la cabeza se pone a hablar y las cumbres bizarras que se alcanzan son difíciles de creer. Coulouris trata de convencer a Nostradamus de que no es Nostradamus, sino el propio Coulouris. Como era de esperar fracasa, e intenta entonces que merced a sus poderes adivinatorios, la cabeza pase a convertirse en su asesor de bolsa. Como tiene muy mala leche, Nostradamus engaña al viejo y hace que se arruine al día siguiente.
Más tarde, después de que el millonario mate a su infiel esposa y deambule de acá para allá, los doctores locos deciden ponerle un cuerpo nuevo a Nostradamus, ligándoselo a la cabeza con un espectacular vendaje que le hace semejar una muela ambulante, y lo lanzan a pasear por Londres. Persecuciones, algunos tiros y un plano final en que la cabeza se enreda con la cuerda de un campanario y se le suelta al pobre Nostradamus, cuyo cuerpo decapitado va a caer junto al cadáver de Coulouris mientras la cabeza se queda de badajo en la campana. Bonito, verdad?.
No les digo más, que me he quedado sin fuerzas. Me voy a hacer unas infusiones de hierbas a ver si se me pasa este mareo... ¿por qué será?.