2008-03-11

The man without a body

THE MAN WITHOUT A BODY
Director: Charles Saunders. Con George Coulouris, Robert Hutton, Julia Arnold. Gran Bretaña, 1957.

Hala, ya les puedo hablar, como les prometí hace unos días cuando pasaron por Canal Desván Womaneater, de la otra película del mismo genio loco que facturaba esas cosas tan raras, Charles Saunders, director de nudies y series B a Z, entre ellas la ya referida y esta tan notable que acabo de ver, The man without a body.

Es la primera de las dos, y se ve que el resultado dejó tan satisfecho a equipo y productores que decidieron repetir con la posterior y más comedida Comemujeres, un dechado de clasicismo, coherencia y buenas maneras si la comparamos con El Hombre sin Cuerpo este, verdadera lección de psicotronía fílmica por mucho que mi edad me haga aborrecer esta palabreja nueva.

Ea, ya que las características técnicas son las mismas que en la otra comentada -buena fotografía, puesta en escena correcta y austera, intérpretes que hacen lo que pueden para no reírse, abundancia de tiempos muertos- voy a ver si me aclaro contádoles el argumento, obra del mismo Saunders junto a ¡atención! el hermano pequeño de Billy Wilder, W. Lee Wilder, de carrera cinematográfica harto más heterodoxa que la del dios del señorito Trueba.
Un millonario malas pulgas (George Coulouris, que debía recordar nostálgico sus días en Ciudadano Kane), a quien su joven y fogosa mujer pone los cuernos con el chófer, es diagnosticado de un tumor cerebral mortal. Vaya, qué mala suerte, se dice, y marcha acto seguido a ver a unos doctores amigos suyos que se ve saben mucho de estas cosas, y que viven, vaya a saber porqué, en una vieja cabaña.
En su parco pero hermoso laboratorio hay entre otras lindezas un ojo humano que se mueve sólo y una cabeza de mono decapitada vivita y coleando encima de la mesa. Animado por tan alentadoras perspectivas, Coulouris da de inmediato con el arreglo a su problema: que le corten la cabeza y le transplanten a su cuerpo la de otro señor con la vida por delante.

Eso no es solución, pensarán ustedes, porque entonces Coulouris moriría con su cabeza, y el que viviese en su cuerpo sería otro. Menos mal que ni los doctores ni el millonario caen en la cuenta , sino que se ponen enseguida a la búsqueda de una cabeza nueva, que si no, no habría película.

No ha de ser la de un cualquiera, así que para inspirarse el bueno de Coulouris se va... ¡a la cámara de los horrores del Museo de cera de Madame Tussaud! Brava ocurrencia que le lleva a desear para sí la cabeza de Nostradamus, cuya recuperación encarga a un par de desalmados que la hurtan de su tumba.
Tampoco parece importar que Nostradamus lleve más de trescientos años muerto; su cabeza está de lo mejorcito, entera y con sus barbas y todo, y hacerla revivir no es mayor obstáculo para el equipo científico casero. A partir de aquí la cabeza se pone a hablar y las cumbres bizarras que se alcanzan son difíciles de creer. Coulouris trata de convencer a Nostradamus de que no es Nostradamus, sino el propio Coulouris. Como era de esperar fracasa, e intenta entonces que merced a sus poderes adivinatorios, la cabeza pase a convertirse en su asesor de bolsa. Como tiene muy mala leche, Nostradamus engaña al viejo y hace que se arruine al día siguiente.
Más tarde, después de que el millonario mate a su infiel esposa y deambule de acá para allá, los doctores locos deciden ponerle un cuerpo nuevo a Nostradamus, ligándoselo a la cabeza con un espectacular vendaje que le hace semejar una muela ambulante, y lo lanzan a pasear por Londres. Persecuciones, algunos tiros y un plano final en que la cabeza se enreda con la cuerda de un campanario y se le suelta al pobre Nostradamus, cuyo cuerpo decapitado va a caer junto al cadáver de Coulouris mientras la cabeza se queda de badajo en la campana. Bonito, verdad?.
No les digo más, que me he quedado sin fuerzas. Me voy a hacer unas infusiones de hierbas a ver si se me pasa este mareo... ¿por qué será?.





1 comentario:

angeluco10 dijo...

Un argumento demencial.Leerlo es una gozada y seguro que verlo mucho más.
Lástima que mi inglés sea pésimo porque ese es el único idioma en que he encontrado las películas de Saunders.
Creo que me perderé esta joya,al menos de momento.