2008-01-20

EL SIGNO DE LA MUERTE




EL SIGNO DE LA MUERTE
(Chano Urueta. b/n. 1939)
Historieta loca con aires de serial, indios aztecas, altares humeantes, pirámides subterráneas y sacrificios humanos. Un malvado profesor pretende resucitar a Quetzalcoatl, la Serpiente Emplumada, ofreciéndole la sangre de cuatro doncellas en noches de luna llena para que regrese al mundo a secar el corazón de los hombres blancos. Todo perfecto, si no fuera porque intervienen como secundarios un principiante Cantinflas y otro tarugo llamado Medel que no paran de hacer gansadas hasta conseguir dar al traste con tan magno folletín. Pena, pena, pena.




LA TÍA ALEJANDRA
(Arturo Ripstein. A colores. 1978)
La triste historia de unos desdichados que para poder pagar la hipoteca acogen en su casa a su vieja tía solterona y millonaria. Lástima que la señora, una especie de Abuelita Paz diabólica, resulte ser una redomada hechicera que se pasa el día murmurando incomprensibles maleficios y lanzando conjuros uno detrás de otro a todos los miembros de la familia. Resuelta con modos naturalistas por uno de los pocos directores mexicanos canonizados por los críticos miopes, esta Tía Alejandra es una pequeña delicatessen del cine de brujería que no deben ustedes descuidar.

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